¡Oh San José!
Hace unas semanas escuché que el Papa Francisco hablaba sobre un año dedicado a tu papel como padre y hombre, a tu capacidad de llevarnos a entender cuál es la misión de los esposos y padres en este mundo.

Debo de confesarte que, durante mis 30 años, sólo te recuerdo en el pasito de Navidad, ¡Vaya ignorancia!, de solo pensarlo de nuevo hasta me da vergüenza. Sin embargo, desde que supe que Lucas (mi hijo) venía a este mundo, empecé a empatizar más con tu vida y sobre todo con tu enseñanza y legado.

En medio de esta hermosa noticia, llegó a mí una imagen hermosa en donde abrazas y proteges a Jesús en tus brazos. ¡Cuánta ternura y compromiso representa esto para mi vida! Tanto así que, he decidido tenerla en mi escritorio para recordarte todos los días.

Confieso que estoy trabajando en hacer de la lectura un hábito más constante en mi vida y qué mejor excusa para esto que leer la Carta Apostólica que el Papa Francisco ha escrito sobre vos y tu increíble testimonio de vida.

Ahora que mi corazón de padre está nutriéndose con la sonrisa de Lucas todos los días, vienen a mi mente algunas de las frases de este documento. Una de las enseñanzas más grandes es comprender que una de las claves para vivir tu llamado fue darte completamente a tu familia, la familia de Nazareth, esa oblación continua de amor es la que todos los días quiero vivir y entregar a Mile y Lucas.

"al haber convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa»". P. Francisco, Patris Corde

Permíteme buscar en tu testimonio todo lo necesario para ser un gran esposo y padre como lo fuiste vos, San José; no dejés que por ningún motivo ejerza una paternidad de proveedor sino más bien una paternidad presente, formadora e incondicional para mi hijo.

Que mi autoridad no esté en en demostrar con fuertes regaños o comentarios que destruyan lo que Dios me ha encomendado, al contrario, que mi fuerza y determinación siempre estén enfocadas en buscar el bien común de esta familia, que al igual que muchas que conozco, quieren seguir el ejemplo de la Familia de Nazareth.

"José no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista valiente y fuerte." P. Francisco, Patris Corde

A vos amigo y hermano que lees esto quiero invitarte a que busqués más sobre San José, que nos hagamos carpinteros por un rato para tallar y detallar la barca sobre la cual queremos que nuestra familia navegue, no te preocupés por el capitán, ya de eso Dios se encarga. Hacete cargo de proteger a tu familia, esa que te fue dada porque Dios confía y vio en tu corazón a un San José en potencia.

¡San José, ruega por nosotros!
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