Siempre tuya
Y aunque nuestros pies también se cansan, se dirigen con confianza,
De niña siempre la tuve presente.
Pero con los años mientras crecía me fui haciendo cada vez más ausente.
Hasta que un día, el menos pensado recibí más que una visita
mamá había llegado a acompañar a su pequeñita.
Y es así como una nueva brisa llegó a mi vida
Fui revestida con su alegría y por ello hoy me siento muy agradecida.
A pesar de poco a poco haberme alejado
Entendí que todo lo que había sucedido no del todo había sido en vano.
Así como un día Ella llegó a mi casa, años después era yo quien llegaba a su morada santa.
Y es que no fui yo quien la encontró
No fui yo quien la buscó
Ella nunca se fue,
Ella siempre me esperó.
Hubo un tiempo para hablar de ella y otro para hablar con ella.
Y en ambos tiempos quien a mi camino dio luz como una estrella,
Fue Ella, mi doncella.
Dulce, amorosa y paciente
Una madre que cuida de sus hijos de forma diligente
Fuerte, valiente y poderosa
Una guerrera que defiende a sus hijos de las cosas más horrorosas y engañosas.
Y aunque esto no es nuevo,
Siempre olvido
Que cuándo consuelo necesito
Con ella lo consigo
Que cuando miedo siento
Ella es mi aliento y mi sustento
Y Que cuando ya no puedo
Me basta con pedir su auxilio .
Ella sabe cuánto su hija la necesita
Ella sabe lo que en su hija suscita.
Y Si en el viernes de mi vida pierdo la esperanza, ella me recuerda que, aunque el sábado me desgasta, siempre avanza.
Y aunque nuestros pies también se cansan, se dirigen con confianza,
A ese domingo que pronto nos alcanza con su santa alianza.
Siempre tuya
Luz María Araya